viernes, 8 de junio de 2018

COMENTARIOS CONVENIENTES DE LA AMORIS LAETITIA (II)


Conciencia y discernimiento
(Antes de pasar al punto 303, haremos unos breves comentarios sobre el discernimiento).
1.1 Discernimiento en el Nuevo Testamento
En esta primera exposición acudo a los textos del Nuevo Testamento que hacen referencia al discernimiento, prácticamente todos en las cartas de San Pablo. Estos textos se refieren al obrar moral del cristiano, para lo cual conviene recordar primero, cómo entiende San Pablo al ser humano según el plan de Dios que es la divinización del mismo, para lo cual es creado en y por Cristo, es luego constituido en hijo de Dios por la gracia santificante, y es destinado a la divinización plena y definitiva al compartir la resurrección de Cristo en la gloria eterna. Para lograr este plan de divinización, el cristiano obra moralmente el bien siguiendo su conciencia y eligiéndolo con su libertad. La conciencia del cristiano es guiada por el Espíritu Santo para lo cual debe realizar un discernimiento permanente y los textos paulinos explican en qué consiste este discernimiento y cómo sucede en el obrar moral cristiano, hasta lograr identificar la voluntad de Dios que es el amor al prójimo. San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales muestra cómo proceder a un correcto discernimiento.

1.2 Discernimiento en la Moral del Concilio Vaticano II
Siguiendo los textos paulinos sobre la conciencia, aparecen claras las tres funciones de la conciencia: el conocer, el juzgar y el discernir o seleccionar lo que el Espíritu Santo propone como la voluntad de Dios. El Concilio muestra qué es la conciencia cristiana y cómo el Espíritu Santo obra en ella. Así establece el principio fundamental de la Moral cristiana: la obligación de seguir siempre la propia conciencia y cómo, aunque la conciencia de alguien se considere errónea desde fuera, el cristiano tiene la obligación de seguirla y su salvación, como la de todo ser humano, depende de su fidelidad en el seguimiento de la propia conciencia contextualizada en sus propias circunstancias. La conciencia siempre actúa con referencia a los valores y el orden objetivo de la moralidad, pero en cada conciencia está presente la Gracia y el Espíritu Santo que señala cuál es la voluntad de Dios. Para captar estos señalamientos es indispensable el discernimiento de los valores y de la aplicación de la ley natural a cada situación particular. Según la doctrina tradicional de la Iglesia, la conciencia de cada persona tiene que ser respetada y no se puede obligar a nadie a obrar en contra de lo que su conciencia le indique, pues todo ser humano es juzgado por Dios por el seguimiento de su conciencia.

1.3 Discernimiento en la Exhortación Apostólica postsinodal Amoris Laetitia
Lo primero en esta exposición es contextualizar la Exhortación como acogida y confirmación del trabajo de los Obispos en el Sínodo Extraordinario de 2014 y del Ordinario de 2015, haciendo hincapié en el carácter de Magisterio Pontificio de este documento en contra de lo expresado por sus opositores que afirman que se trata de simples opiniones personales del Papa Francisco. A continuación, se analizan los elementos que el Papa propone como constitutivos del discernimiento: su referencia a las situaciones concretas de las personas, teniendo en cuenta su sufrimiento, la necesidad de referencia a la Palabra de Dios, la aplicabilidad pastoral a la situación de los divorciados vueltos a casar, y la necesidad indispensable de un acompañamiento personal. Esto supuesto, se analizan los dos aspectos básicos del discernimiento en el capítulo VIII de Amoris Laetitia: primero, el punto de partida doctrinal consistente en que las situaciones llamadas irregulares pueden evolucionar hacia el sacramento del matrimonio, y segundo, el principio general para el discernimiento de las situaciones irregulares. Posteriormente se analizan los elementos fundamentales del discernimiento para estas situaciones. Finalmente se muestra cómo el Papa procede a la aplicación de la doctrina moral tradicional posconciliar de la Iglesia a las situaciones irregulares, mirando las causas atenuantes o eximentes de responsabilidad y culpabilidad subjetiva, la prevalencia de la conciencia individual de los fieles, el discernimiento responsable del pastor que acompaña una conciencia individual, la prevalencia del discernimiento práctico de cada conciencia según su situación particular, la posibilidad de que una persona pueda estar en una situación objetiva de pecado (no subjetivamente culpable o no de modo pleno) y vivir simultáneamente en gracia, lo que permitiría en ciertos casos ayudar con los sacramentos al crecimiento de personas en estas situaciones dentro de sus propios límites.


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