Dimensión erótica del amor
150. Todo esto nos lleva a hablar de la vida sexual del matrimonio. Dios mismo creó la sexualidad, que es un regalo maravilloso para sus creaturas. Cuando se la cultiva y se evita su descontrol, es para impedir que se produzca el «empobrecimiento de un valor auténtico»[146]. San Juan Pablo II rechazó que la enseñanza de la Iglesia lleve a «una negación del valor del sexo humano», o que simplemente lo tolere «por la necesidad misma de la procreación»[147]. La necesidad sexual de los esposos no es objeto de menosprecio, y «no se trata en modo alguno de poner en cuestión esa necesidad»[148].
[146] Juan Pablo II, Catequesis (22 octubre 1980), 5: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 26 de octubre de 1980, p. 3.
[147] Ibíd., 3.
[148] Id., Catequesis (24 septiembre 1980), 4: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 28 de septiembre de 1980, p. 3.
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